jueves, 22 de abril de 2010

Imaginate ante la presencia del Gran Rey

Al mirar los cielos sé que hay una vida más allá del sol, imaginemos estar ante la presencia del Rey de Reyes, Señor de Señores…!

Los pastores de los Alpes tienen una hermosa costumbre y es despedir el atardecer, cantando, cuando el aire es más puro y el sol comienza a ocultarse y las canciones pueden ser escuchadas a muy largas distancias, ellos reúnen sus rebaños y los guían hacia los caminos de las montañas, cantando sobre la misericordia de Dios.

Y con esta hermosa costumbre ellos cantan una cortés y amable despedida que hace eco de una montaña a otra, hasta que suavemente la música se va apagando en la distancia.

y Así con el sonido de muchas voces , el pueblo de Dios, en los cielos Cantará y Adorará para siempre y sus ecos se oirán como una tormenta de Aleluyas, que rompen como truenos de olas alrededor de Su trono de Zafiro, entonces cuando la mañana raya al alba nosotros podremos encontrarnos a la orilla del Mar de Cristal(Ap.4.6), clamando con los redimidos huéspedes del cielo “Al que está sentado en el Trono, al Cordero, sea la Alabanza, la Honra, la Gloria, y el Poder, por los Siglos de los Siglos” (Ap.5.13)

En la Eternidad vamos a ser levantados a la Semejanza de Jesucristo ante tronos, arpas, cantando salmos y seremos vestidos de vestiduras blancas, y estaremos mirando el Rostro de Jesús, y compartiendo la Adoración con los Santos, experimentando la Gloria de Dios, la llenura de la eternidad e infinito gozo.

Dios ha escrito el capítulo final y tiene que ver con la satisfacción legitima y el gozo eterno de quienes lo aman, La vida no termina con la muerte, porque la Eternidad con Dios será más hermosa de lo que jamás hayamos imaginado.

Saben queridos hermanos, aunque mi presente es muy doloroso y aunque esta realidad tan difícil queme mis huesos, aun tengo la esperanza de volver a ver a mis padres, se que ellos están sentados alrededor del trono de zafiro, en las orillas del mar de cristal, clamando con los redimidos como huéspedes de los cielos; y así como ellos me recibieron al nacer y me abrazaron, así mismo sucederá en los cielos, ellos me recibirán por segunda vez en la eternidad, y estaremos reunidos juntos para siempre…

“Y cantaban una nuevo cantico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;” (Ap. 5.9)

La canción del pueblo de Dios alabando la obra de Cristo, El nos congrega como reino haciéndonos sacerdotes y en el futuro reinaremos con El. Adore y Alabe a Dios por lo que ha hecho, lo que hace y lo que hará a favor de todos los que confían en El.
Querido Padre Celestial, cuando me doy cuenta del futuro glorioso que me aguarda, tengo más fuerzas para afrontar esta dificultad presente que tú has enviado a mi vida y más esperanza acerca del futuro.


sábado, 10 de abril de 2010

Una Historia de Influencia Misionera Jamás Contada

“De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto” Juan 12:24.

Durante mi experiencia como misionera con Tribus Indígenas en Colombia, conocí muchas historias de misioneros en diferentes campos y países, pero la siguiente historia, fue completamente nueva para mi, espero que también les pueda sorprender y les hable a su corazón.

En Northampton, Massachusetts, se encuentra un viejo cementerio donde David Brainerd esta enterrado, el fue un americano quien comenzó la obra misionera entre los indígenas, murió en 1747 a la edad de 29 años, después de sufrir tuberculosis.

Su tumba está al lado de Jerusha Edwards, la hija de Jonathan Edwards, un teólogo devoto, reconocido en aquellos tiempos. Brainerd amaba a Jerusha y ellos estaban comprometidos para casarse pero él no vivió hasta el día del matrimonio.

Imagínese todas las esperanzas, sueños expectativas por la causa de Cristo enterrados en aquella tumba, con el cuerpo inerte de este joven misionero, que para ese momento, solo su recuerdo quedaría en la memoria de varias docenas de indígenas convertidos a través de su obra misionera, ellos serian su corona.

Jonathan Edwards, fue un predicador, teólogo y misionero a los indígenas americanos, despertó el fuego del Renacimiento en su Iglesia en Northampton, Massachusetts, escritor de varios libros clásicos contemporáneos de la literatura americana, fue parte de la organización “el primer gran despertamiento” y llego a ser presidente de la Universidad de New Jersey, hoy llamada Princeton University.

Jonathan Edwards tenía la esperanza de llamar a Brainerd, su hijo, en su memoria escribió “La vida de David Brainerd”, que relata la historia de su corta vida en un pequeño libro. El libro tomó alas, voló a través del océano y llegó al escritorio de un estudiante de Cambridge llamado Henry Martyn.

¡Pobre Henry Martyn! A pesar de su gran educación, ser un estudiante brillante y tener un gran futuro de grandes oportunidades, después de leer el pequeño libro sobre la corta vida de David Brainerd, echo su vida por la borda.

Con la visión en su mente de la obra misionera, dejo sus estudios y abandono su casa en 1812 prosiguiendo sus sueños de convertirse en un gran misionero, pero su débil salud no resistió ir tan lejos al norte de la ciudad de Tokat, Turquía, cerca del mar negro, y cayó muerto a la sombra de una pila de alforjas , pasando del frio extremo a una ardiente fiebre, a la edad de 31 años.

Cual fue el propósito de estas aparentemente desperdiciadas vidas? Desde la tumba del joven David Brainerd y la solitaria tumba de Henry Martyn, cerca a las orillas del mar negro, ha sido levantado un poderoso ejército de misioneros modernos.

Esta es una bella imagen del sacrificio. Si un grano de trigo no cae en la tierra y muere, no se convertirá en una planta que produzca muchos granos mas, el ejemplo de misioneros como David y Henry inspiraron a cientos de otros misioneros en el siglo 19, a pesar de su cortas vidas, su ejemplo nos ensena fidelidad, convicción y disposicion porque estuvieron dispuestos a entregar sus vidas por la causa de Cristo, Dios quiere que renunciemos a nosotros mismos y que vivamos solo para El.

¿Quieres tu unirte a ese poderoso ejercito de misioneros que convencidos, salvados y redimidos están sirviendo alrededor de el mundo por la causa de Jesucristo?

Querido Padre Celestial, permite que mi vida sea una evidencia de tu Gracia y usame para ser un buen soldado de tu Ejercito, llevando con dignidad tu Nombre en Alto, tomame entre tus manos y guiame para dar testimonio de ti donde quiera que vaya.