“No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estare contigo y si por los ríos no te anegaran. Cuando pases por el fuego, no te quemaras ni la llama ardera en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador” Isaías 43: 1-3
martes, 30 de marzo de 2010
Viviendo una vida de Pasion y Asombro
viernes, 19 de marzo de 2010
Dedicatoria para un Padre Fiel
En este día quiero dedicarle este poema de Jean Mary como homenaje en su día, en memoria y honor de su legado y ministerio que continua a través del dolor de su ausencia pero también de la esperanza de que El está en un mejor lugar ahora, en la Eternidad.
Tú fuiste el escogido por
Nuestro Padre Dios
Para que me guardaras
Como El te guardó
Para que me enseñaras
Lo que El te enseñó
y yo aprendí de ustedes
todo lo que es amor.
El trabajo el honor, el afán
los aprendí de tí
y el hogar que me diste
alegre lo viví.
Compartí en familia,
entusiasmo, alegría
los libros, la música,
el canto, la poesía,
todo me lo entregaste
todo me lo dejaste
todo me lo he quedado
Padre mío.... mi padre amado
Cuánto padre querido,
pero cuánto te extraño!
domingo, 14 de marzo de 2010
Cuando Dios trae Lluvias de Bendicion
La historia del pueblo de Israel nos enseña acerca de la provisión y fidelidad de Dios; siempre debemos recordar Sus bendiciones hacia su pueblo escogido Israel, así como la lluvia que regaba la tierra y multiplicaba los frutos en el tiempo antiguo-testamentario, también así mismo El ha Producido en nosotros lluvias de bendición que sobreabundan, haciéndonos recordar Su provisión y su fidelidad por siempre, de generación en generación.
La siguiente ilustración nos enseña acerca del beneficio de la lluvia. Un poeta se encontraba parado junto a una ventana observando una lluvia en tiempo de verano, era un fuerte aguacero que golpeaba la tierra con fuerza; pero el poeta ante los ojos de su mente, El observaba mas allá que una fuerte lluvia cayendo, El veía millares de lindas flores resaltando su frescura con una sin igual belleza y fragancia, entonces El canta:
“No está cayendo lluvia sobre mí, está lloviendo sobre los Jacintos;
En cada gota que cae yo veo las flores silvestres sobre las montañas
Una nube gris que absorbe el día y oscurece la ciudad
No está cayendo lluvia sobre mí, está lloviendo sobre las Rosas”…
Cuando nos encontramos enfrentando pruebas y problemas como “hijos de Dios” llegamos ante Él y le decimos “Oh Dios, está lloviendo muy duro sobre mí esta noche, y esta prueba esta mas allá de lo que yo puedo aguantar".
Si solo creyéramos en las palabras del Padre, nos daríamos cuenta que por debajo donde golpea la lluvia están las “flores espirituales” renaciendo, y ahora son más hermosas y fragantes que nunca antes y no hubrian crecido bellas y libres, si el sufrimiento y el dolor no hubieran hecho su aparición.
Con la muerte de mis padres hace 9 meses he recibido una "lluvia torrencial de aflicción" con una alta intensidad de sufrimiento, que a veces va mas allá de mis fuerzas, y que golpea profundamente mi alma y mi corazón.
Pero tal vez mi visión ha estado equivocada, ya que Dios no está haciendo caer "lluvia de aflicción" sobre mí, sino haciendo "llover Bendiciones” a través de mi. No está lloviendo sobre mí, sino también sobre esos jacintos en dolor, sobre esas flores silvestres en sufrimiento y sobre esas rosas en luto.
Nosotros, podemos ver la lluvia pero también podemos ver las flores; durante el sufrimiento a través de las diversas pruebas Dios ve "flores de fe" renaciendo en nosotros, surgiendo en nuestras vidas, cumpliendo un propósito divino; podemos probar escaparnos del dolor y aun El nos ve con ternura y compasión, por que desea darnos alivio a nuestras cargas.
Cuando las cargas encojen nuestro corazón de dolor, y el peso de este proceso de duelo parece interminable, Dios ve lo más profundo de nuestro ser y hace que nuestra tristeza, angustia, dolor, soledad, nos enriquezcan y profundicen nuestra vida y nos hagan mejores hijos, y mejores seres humanos.
No, Dios no hace llover aflicciones sobre nosotros, El está haciendo llover ternura, amor, compasión, paciencia y muchos otros frutos del Espíritu Santo, que dan a nuestra vida espiritual enriquecimiento, prosperidad. Son flores y frutos que nunca antes se podrían producir, sin el sufrimiento, el dolor y la perdida.
“Y llamo el nombre del segundo Efraín; porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción” Gn. 41:52
Efraín, palabra hebrea que significa “fructífero”, fue el segundo hijo de José, el soñador, menor de doce hermanos, hijo favorito de Jacob, a quien su entrenamiento para ser el Gobernador de Egipto, incluyo ser esclavo primero y luego prisionero, fue moldeado su carácter a través del sufrimiento, pero su conocimiento personal de Dios permitió que sobreviviera y prosperara donde muchos habían fracasado.
Querido Padre Celestial, gracias por las bendiciones que vienen detrás de las lluvias de aflicción, permite que mi vida refleje los frutos de tu Santo Espíritu y pueda ser de ejemplo a otros que han pasado o están pasando por una experiencia similar.