“Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!” Ap.19.6
Un impresionante vislumbre de la eternidad es experimentado al oír la alabanza grandiosa de una gran multitud que suena como las olas que chocan contra las rocas en el mar, es algo sublime, angelical, es una visión espectacular y majestuosa, con eco de voces de tormenta de aleluyas, ante el Único que merece toda nuestra adoración, Jesucristo el Rey Inmolado, al REY DE REYES Y SENOR DE SENORES. Aleluya, Aleluya, Aleluya, Aleluya, Dios omnipotente reina…!
Así comienza uno de los más amados himnos de todos los tiempos, conservado en los más antiguos himnarios que tienen más de doscientos años de historia. El autor de estas palabras fue George Frederic Handel, quien fue transportado al cielo en una visión majestuosa inspirando la melodía más hermosa de todos los tiempos.
En Londres en 1741, cuando Handel estaba en medio de la desesperación, la bancarrota y sintiéndose deprimido y derrotado, salió a recorrer las solitarias calles de Londres, pero su mente divagaba en la oscuridad de la noche, buscando respuestas a sus íntimas preguntas, camino toda la noche hasta el amanecer.
Cuando regreso a su humilde habitación, encontró un sobre que contenía los libretos acerca de la Vida de Jesucristo y su Obra de Redención, escritos por Carlos Jennes un devoto anglicano que esperaba que Handel a través de su música le diera vida y honor a sus escritos.
Cansado física y mentalmente, intento conciliar el sueño, pero fue vencido por una maravillosa visión, nunca jamás experimentada; se levanto y se fue a su piano y comenzó a escribir día y noche por tres semanas, escribió fervorosamente más de 260 páginas musicales; olvidándose de comer, dormir o descansar, y se negó a hablar con alguien, hasta que completo su obra magistral.
Con la inspiración venida del cielo, evocando notas musicales mágicas, brillantes y majestuosas y con sonidos que parecían indescriptibles, digno de un gran compositor que parecía volar con sus dedos encantados, George Frederic Handel, dio origen a la hermosa melodia “El Mesiah, Aleluya” y al terminar su Obra maestra, con lágrimas en sus ojos, exclamo: “Yo creo que he visto todo el Cielo ante mí y al Gran Dios en su Reino.”
La primera presentación de su gran Obra maestra fue en Abril 13 de 1742, ante un gran auditorio, la demanda de los tickets fue tal que los hombres tuvieron que dejar las espadas en sus casas y las mujeres sacar los aros de sus amplias faldas, esto para facilitar la entrada de más de cien personas extra al concierto. Los sonidos que se oían eran indescriptibles, el maestro fue ovacionado, y alcanzo la fama del mejor compositor de todos los tiempos, llego al pináculo de su carrera, con la más hermosa pieza musical “El Mesiah , Aleluya”.
Cuando George Frederic Handel fue invitado a Londres, El Rey que escucho por primera vez, la más hermosa melodía de todos los tiempos, “the Hallelujah Choros” El “Mesiah Aleluya”, El Rey se levanto frente al al auditorio para ovacionar por medio del aplauso al mayor compositor de todos los tiempos, dejando esta actitud como costumbre que prevalece en los grandes auditorios, en las salas de concierto y en las Iglesias, para honrar al músico, al compositor, al artista que magistralmente toca los corazones, e impacta las vidas.
Hasta su muerte George Frederic Handel concluyo 30 obras musicales, donde millones de personas volvieron a recobrar la fe y la esperanza con sus mensajes acerca del Salvador, en el Gran Rey de Reyes, Señor de Señores, la composición de “EL Mesiah . Aleluya” se convirtió en la pieza musical más querida de todos los tiempos, es un gran trabajo musical que combina orquesta, coro y solistas, con textos bíblicos, acerca de la Vida de Jesucristo y la Historia de la Redención.
George Frederic Handel, murió un día antes de la Semana Santa de 1759, esperando encontrarse con su Dios bueno, su dulce Padre y Salvador prometido. Pero hoy sigue siendo recordado por sus hermosas melodías y sus majestuosos escritos.
“Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas” Ap.14.2.
Arpas, antiguos instrumentos de cuerda, que acompañaron los canticos del pueblo de Dios, es la representación de todas las naciones alabando a Dios delante de su trono.
Adore y alabe a Dios por lo que ha hecho, lo que hace y lo que hará en favor de todos los que confían en El, porque cuando nos damos cuenta del futuro glorioso que nos aguarda, hallaremos las fuerzas para afrontar las dificultades presentes.
En este proceso de duelo, luto y perdida por la muerte de mis padres estoy aprendiendo a adorar y alabar mas a Dios, son las canciones, melodías y alabanzas que levantan mi corazón y me llevan a una relación más intima y personal con mi Dios, se que El no me ha abandonado y está cumpliendo su propósito en mi, y me inspira a escribir, a compartir con otros mi dolor, a ser más sensible a las necesidades de otros, a vivir cada momento de mi vida con más intensidad.
Porque cuando todo parece desmoronarse, cuando la perdida y el dolor te hacen pedazos, solo Dios te puede levantar de en medio de las cenizas, del luto, de la desesperanza renovando tu espíritu y ofreciéndote la oportunidad de comenzar de nuevo.
Despierta el Handel que hay en ti, Levántate, Vive, Vibra, Haz todo lo que este a tu alcance para Renovarte y comenzar de nuevo, mientras tanto yo te invito a que escuches, disfrutes y te deleites en esta hermosa pieza musical de todos los tiempos “El Mesiah Aleluya.”
Padre Celestial, Gracias por inspirar a esos grandes compositores y colocar música a nuestros oídos, que mi Alabanza y Adoración hacia ti sea siempre sincera, con reverencia, humildad y con todo mi corazón, como TU la mereces.
Un impresionante vislumbre de la eternidad es experimentado al oír la alabanza grandiosa de una gran multitud que suena como las olas que chocan contra las rocas en el mar, es algo sublime, angelical, es una visión espectacular y majestuosa, con eco de voces de tormenta de aleluyas, ante el Único que merece toda nuestra adoración, Jesucristo el Rey Inmolado, al REY DE REYES Y SENOR DE SENORES. Aleluya, Aleluya, Aleluya, Aleluya, Dios omnipotente reina…!
Así comienza uno de los más amados himnos de todos los tiempos, conservado en los más antiguos himnarios que tienen más de doscientos años de historia. El autor de estas palabras fue George Frederic Handel, quien fue transportado al cielo en una visión majestuosa inspirando la melodía más hermosa de todos los tiempos.
En Londres en 1741, cuando Handel estaba en medio de la desesperación, la bancarrota y sintiéndose deprimido y derrotado, salió a recorrer las solitarias calles de Londres, pero su mente divagaba en la oscuridad de la noche, buscando respuestas a sus íntimas preguntas, camino toda la noche hasta el amanecer.
Cuando regreso a su humilde habitación, encontró un sobre que contenía los libretos acerca de la Vida de Jesucristo y su Obra de Redención, escritos por Carlos Jennes un devoto anglicano que esperaba que Handel a través de su música le diera vida y honor a sus escritos.
Cansado física y mentalmente, intento conciliar el sueño, pero fue vencido por una maravillosa visión, nunca jamás experimentada; se levanto y se fue a su piano y comenzó a escribir día y noche por tres semanas, escribió fervorosamente más de 260 páginas musicales; olvidándose de comer, dormir o descansar, y se negó a hablar con alguien, hasta que completo su obra magistral.
Con la inspiración venida del cielo, evocando notas musicales mágicas, brillantes y majestuosas y con sonidos que parecían indescriptibles, digno de un gran compositor que parecía volar con sus dedos encantados, George Frederic Handel, dio origen a la hermosa melodia “El Mesiah, Aleluya” y al terminar su Obra maestra, con lágrimas en sus ojos, exclamo: “Yo creo que he visto todo el Cielo ante mí y al Gran Dios en su Reino.”
La primera presentación de su gran Obra maestra fue en Abril 13 de 1742, ante un gran auditorio, la demanda de los tickets fue tal que los hombres tuvieron que dejar las espadas en sus casas y las mujeres sacar los aros de sus amplias faldas, esto para facilitar la entrada de más de cien personas extra al concierto. Los sonidos que se oían eran indescriptibles, el maestro fue ovacionado, y alcanzo la fama del mejor compositor de todos los tiempos, llego al pináculo de su carrera, con la más hermosa pieza musical “El Mesiah , Aleluya”.
Cuando George Frederic Handel fue invitado a Londres, El Rey que escucho por primera vez, la más hermosa melodía de todos los tiempos, “the Hallelujah Choros” El “Mesiah Aleluya”, El Rey se levanto frente al al auditorio para ovacionar por medio del aplauso al mayor compositor de todos los tiempos, dejando esta actitud como costumbre que prevalece en los grandes auditorios, en las salas de concierto y en las Iglesias, para honrar al músico, al compositor, al artista que magistralmente toca los corazones, e impacta las vidas.
Hasta su muerte George Frederic Handel concluyo 30 obras musicales, donde millones de personas volvieron a recobrar la fe y la esperanza con sus mensajes acerca del Salvador, en el Gran Rey de Reyes, Señor de Señores, la composición de “EL Mesiah . Aleluya” se convirtió en la pieza musical más querida de todos los tiempos, es un gran trabajo musical que combina orquesta, coro y solistas, con textos bíblicos, acerca de la Vida de Jesucristo y la Historia de la Redención.
George Frederic Handel, murió un día antes de la Semana Santa de 1759, esperando encontrarse con su Dios bueno, su dulce Padre y Salvador prometido. Pero hoy sigue siendo recordado por sus hermosas melodías y sus majestuosos escritos.
“Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas” Ap.14.2.
Arpas, antiguos instrumentos de cuerda, que acompañaron los canticos del pueblo de Dios, es la representación de todas las naciones alabando a Dios delante de su trono.
Adore y alabe a Dios por lo que ha hecho, lo que hace y lo que hará en favor de todos los que confían en El, porque cuando nos damos cuenta del futuro glorioso que nos aguarda, hallaremos las fuerzas para afrontar las dificultades presentes.
En este proceso de duelo, luto y perdida por la muerte de mis padres estoy aprendiendo a adorar y alabar mas a Dios, son las canciones, melodías y alabanzas que levantan mi corazón y me llevan a una relación más intima y personal con mi Dios, se que El no me ha abandonado y está cumpliendo su propósito en mi, y me inspira a escribir, a compartir con otros mi dolor, a ser más sensible a las necesidades de otros, a vivir cada momento de mi vida con más intensidad.
Porque cuando todo parece desmoronarse, cuando la perdida y el dolor te hacen pedazos, solo Dios te puede levantar de en medio de las cenizas, del luto, de la desesperanza renovando tu espíritu y ofreciéndote la oportunidad de comenzar de nuevo.
Despierta el Handel que hay en ti, Levántate, Vive, Vibra, Haz todo lo que este a tu alcance para Renovarte y comenzar de nuevo, mientras tanto yo te invito a que escuches, disfrutes y te deleites en esta hermosa pieza musical de todos los tiempos “El Mesiah Aleluya.”
Padre Celestial, Gracias por inspirar a esos grandes compositores y colocar música a nuestros oídos, que mi Alabanza y Adoración hacia ti sea siempre sincera, con reverencia, humildad y con todo mi corazón, como TU la mereces.