Dios es el único que puede sanar un corazón destrozado y vendar sus profundas heridas, Él es especialista en corazones rotos; y es quien permite los momentos oscuros y difíciles en nuestra vida para aprender a depender de Él.
En un proceso de duelo y dolor, las emociones quedan fuera de control, son como torrentes, como fuertes lluvias, como olas que vienen y van descontroladamente; algunas intensas y agotadoras, otras pesadas e incontrolables, ocurren espontáneamente y en ocasiones se manifiestan dos o tres al mismo tiempo. Con la muerte devastadora de mis padres, he podido experimentar y atravesar este vaivén emocional.
Igualmente, he aprendido a identificar incontables emociones que vienen y van como una bola enmarañada y se presentan en diferente orden. A través de este doloroso camino he experimentado culpa, el miedo, la ansiedad, el resentimiento, la depresión, la soledad, la rabia, la desesperación, la tristeza, la decepción, el abandono, la impotencia, el rechazo, la desconfianza, la amargura, la vergüenza, y aunque son comunes en el proceso de duelo, pueden llegar a ser abrumadoras y descontrolables.
La vida, parece ser como un viaje en una montaña rusa de la que no te puedes bajar y, aunque el proceso del duelo no se puede acelerar, cuando se exteriorizan las emociones, la probabilidad de recuperación es más pronta; por lo tanto, permita el acceso del dolor, las lagrimas y las emociones. Dios nos envía las lágrimas como forma de escape pero a la vez de recuperación.
Cuando los sentimientos, los pensamientos y las emociones se vuelven incontrolables, permita que Dios le dé estabilidad, sanidad y recuperación de las heridas en su corazón roto, porque solo Él puede llevar nuestras cargas.
“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1P. 5.7)
Entregue todas sus ansiedades y emociones al Único que puede controlarlas y permita que la paz de Dios guarde su corazón de toda ansiedad.
Dios ha prometido estar con nosotros en todas las etapas de nuestra vida y darnos confort, sanidad y fortaleza, El, desea que nuestro corazón, mente y cuerpo puedan ser restaurados, completos otra vez, pero esto no significa que las cicatrices desaparezcan, en la mayoría de la veces permanecen, para recordarnos que Nosotros le pertenecemos a Él y que su propósito en nosotros será completado.
En realidad, la expresión de las emociones son un signo de recuperación, sanidad y progreso en el viaje de luto y dolor, y a través del cual se liberan las tensiones.
Confié en Dios como su roca, salvación y fortaleza y cambiara por completo la visión de su vida, descanse en la fortaleza de Dios y nada lo podrá conmover.
Querido Padre, Gracias por levantarme cuando mis emociones están fuera de control. Gracias por sostenerme en tus divinos brazos en medio de la aflicción y la prueba, ayúdame a experimentar tu paz, en medio de mi proceso de duelo y dolor; Padre, que pueda yo ser un instrumento de alivio en medio de un mundo atribulado y confuso, y que mi propia experiencia de perdida y dolor pueda ser ejemplo, para quienes han pasado o están pasando en este momento por circunstancias similares. AMEN