lunes, 21 de junio de 2010

Cuando las cargas se transforman en un par de alas

              “Y yo te hare subir sobre las alturas de la tierra” Isaías 58.14
Una de las primeras reglas de la aerodinámica es que los aviones al volar contra el viento aumentan rápidamente su altura, por esto las alas de los aviones son diseñadas con mayor peso para que generen mayor elevación y logren altura y estabilidad.

Esta es una lección que podemos aprender, al mirar volar a los pájaros. Si un pájaro está volando simplemente por placer, vuela con el viento; pero cuando detecta algún peligro, comienzan a volar en contra de este para ganar altura y volar hacia el sol.

Los sufrimientos de la vida son como los vientos de Dios, algunas veces ellos soplan contra nosotros y son fuertes, y otros son como huracanes que nos toman y elevan nuestras vidas a inmensas alturas llevándonos hasta el mismo cielo, así como ha sucedido con mi propia vida; la perdida de mis padres, ha venido sobre mí como un viento de tormenta, un huracán, un ciclón, que me ha tomado llevándome a estar más cerca de Dios, dejándome vulnerable, dispuesta y con una necesidad más intensa de buscarlo con todo mi corazón.

Imaginemos un día de verano, cuando el calor y la humedad desesperan al punto tal que se hace difícil respirar, pero repentinamente aparece una nube oscura en el horizonte, que se hace mas y mas grande y la frescura que se siente es una experiencia incomparable, pero luego ruge una tormenta, se ilumina un relámpago y retumba un trueno, y cuando la tormenta cubre el cielo, la atmosfera se limpia dando paso a una nueva vida que estaba envuelta y escondida en el aire y el mundo cambia.

La vida humana trabaja exactamente con el mismo principio, cuando las tormentas de la vida aparecen, la atmosfera es cambiada, purificada, llenada con una nueva vida y aunque soportar la carga del peso aplastante del dolor, la perdida y la muerte, a veces parece insoportable de llevar, es allí precisamente donde Dios da alas para volar y llegar hasta su misma presencia, en medio de la desesperación y la angustia.

El Salmo 55 lo escribió David, en una de las épocas más difíciles y oscuras de su vida, durante la rebelión de su propio hijo Absalón y la traición de su mejor amigo Ahitofel, aun teniendo el corazón de Dios y estando muy cerca de EL, David tuvo momentos en los que quería huir de todo y escapar de los problemas y presiones de la vida. “Y dije: ¡Quien me diese alas como de paloma! Volaría yo y descansaría” Salmo 55.6.

Todavía antes de terminar su meditación, el parece haberse dado cuenta de que su deseo de alas era posible, porque entonces dijo: “Echa sobre Jehová tu carga, y El te sustentara” Salmo 55.22 Dios quiere llevar nuestras cargas, y nosotros debemos confiar en El aun cuando los obstáculos de la vida nos envíen a bosques implacables de dolor.

Entre más pesadas sean las cargas que Dios nos ha dado, mayor será nuestra dependencia, búsqueda y cercanía a Dios, las cargas de los santos son las que Dios da, que vienen directamente de su mano, y una vez que aprendamos a depender y confiar en Él, la carga se transforma en un par de alas y podremos exclamar: “Pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas” Isaías 40.31.

Y al esperar, nuevas fuerzas yo tendré y me levantare como las águilas por el poder de tu amor…


Querido padre celestial, gracias por la carga que me has asignado a mí, por el peso aplastante del dolor y la perdida, enséñame a cada día depender más de ti, y con mi carga pesada volar mas en contra del viento y alcanzar las alturas de los cielos, sintiendo tu presencia, tu cuidado y tu fortaleza en mi vida cada instante.

domingo, 6 de junio de 2010

Cuando todas las cosas son para nuestro bien

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” Romanos 8.28


Que tremendo clamor hace Pablo, El no dice “algunas cosas, o “la mayoría de las cosas” o” las cosas que nos producen satisfacción” se refiere a “TODAS las cosas”. Esta promesa se extiende desde el más pequeño detalle de la vida hasta la más importante y desde la realización de la más humilde tarea diaria en comparación a la grandeza del trabajo que Dios realiza en nosotros durante el tiempo de crisis.

Cuando Dios orquestra “todas las cosas…ayudan a bien” compone la más hermosa de las melodías que hace posible que todo redunde para nuestro bien, pero esto no significa que todo lo que nos pasa es bueno, porque siempre debemos tener presente que Dios no está ocupado en hacernos felices, sino en cumplir sus propósitos y aunque lo malo sigue prevaleciendo en nuestro mundo caído, Dios es capaz de cambiar todas las circunstancias a nuestro favor.

Las experiencias en la vida de José le enseñaron que Dios saca cosas buenas de lo malo para aquellos que confían en El, Dios produjo algo bueno de la maldad de sus hermanos, de la falsa acusación de la esposa de Potifar, de la negligencia del copero y de los siete años de hambruna. Nosotros también Podemos confiar en El porque, como José aprendió, Dios puede anular las malas intenciones de los hombres para cumplir sus propósitos.

“Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien…” (Génesis 50.20)

Esto no fue casualidad que las manos de los incrédulos hermanos,
Vendieran a José como esclavo a una nación extranjera,
Esto no fue casualidad que después de tantos años de sufrimiento,
Fuera llevado y puesto ante el trono de Faraón.

Esto no fue casualidad que el ojo que todo lo ve,
Hubiera visto la necesidad de miles,
Y pensó en la provisión a través de un alma solitaria,
Esto no fue casualidad que José pasara de esclavo a Gobernador,

José enfatiza su fe de que Dios cumpliría lo que había prometido,
Esto no fue casualidad que su tiempo de espera fuese recompensado al final;
Porque su propósito era consolar a otros en base a su propio sufrimiento,
Y ser un testigo triunfante y viviente de la fe en los últimos tiempos.

Porque “Dios lo encamino a bien,” no hay otra razón,
Esto no fue casualidad que el mismo Dios de José sea el mismo hoy;
Que Su amor permita pasar por aflicciones extrañas y amargas,
Esto no fue casualidad que Dios viera el fin desde el comienzo.


“Dios lo encamino a bien” con respecto a José, pero también se refiere a todos aquellos hombres y mujeres que vivieron por fe, sus ejemplos deben inspirarnos y llenarnos de Valor, y recordarnos siempre que ninguna circunstancia esta fuera de su plan, y El usa “todas las cosas” para nuestro bien , aunque esto incluya, dolor, perdida, soledad, tristeza y aun la muerte misma, Dios tiene el control y El sigue aun hablando y sigue aun contestando y aquel  que quiera oír aun puede percibir su voz de amor, solo Buscadle y viviréis…

Querido padre Celestial ayúdame a renovar mi entrega y mi fe, que pueda aceptar y entender algún día el propósito de esta gran perdida en mi vida, y sigue guiándome en mi transitar por este camino de luto y dolor.