Una de las primeras reglas de la aerodinámica es que los aviones al volar contra el viento aumentan rápidamente su altura, por esto las alas de los aviones son diseñadas con mayor peso para que generen mayor elevación y logren altura y estabilidad.
Esta es una lección que podemos aprender, al mirar volar a los pájaros. Si un pájaro está volando simplemente por placer, vuela con el viento; pero cuando detecta algún peligro, comienzan a volar en contra de este para ganar altura y volar hacia el sol.
Los sufrimientos de la vida son como los vientos de Dios, algunas veces ellos soplan contra nosotros y son fuertes, y otros son como huracanes que nos toman y elevan nuestras vidas a inmensas alturas llevándonos hasta el mismo cielo, así como ha sucedido con mi propia vida; la perdida de mis padres, ha venido sobre mí como un viento de tormenta, un huracán, un ciclón, que me ha tomado llevándome a estar más cerca de Dios, dejándome vulnerable, dispuesta y con una necesidad más intensa de buscarlo con todo mi corazón.
Imaginemos un día de verano, cuando el calor y la humedad desesperan al punto tal que se hace difícil respirar, pero repentinamente aparece una nube oscura en el horizonte, que se hace mas y mas grande y la frescura que se siente es una experiencia incomparable, pero luego ruge una tormenta, se ilumina un relámpago y retumba un trueno, y cuando la tormenta cubre el cielo, la atmosfera se limpia dando paso a una nueva vida que estaba envuelta y escondida en el aire y el mundo cambia.
La vida humana trabaja exactamente con el mismo principio, cuando las tormentas de la vida aparecen, la atmosfera es cambiada, purificada, llenada con una nueva vida y aunque soportar la carga del peso aplastante del dolor, la perdida y la muerte, a veces parece insoportable de llevar, es allí precisamente donde Dios da alas para volar y llegar hasta su misma presencia, en medio de la desesperación y la angustia.
El Salmo 55 lo escribió David, en una de las épocas más difíciles y oscuras de su vida, durante la rebelión de su propio hijo Absalón y la traición de su mejor amigo Ahitofel, aun teniendo el corazón de Dios y estando muy cerca de EL, David tuvo momentos en los que quería huir de todo y escapar de los problemas y presiones de la vida. “Y dije: ¡Quien me diese alas como de paloma! Volaría yo y descansaría” Salmo 55.6.
Todavía antes de terminar su meditación, el parece haberse dado cuenta de que su deseo de alas era posible, porque entonces dijo: “Echa sobre Jehová tu carga, y El te sustentara” Salmo 55.22 Dios quiere llevar nuestras cargas, y nosotros debemos confiar en El aun cuando los obstáculos de la vida nos envíen a bosques implacables de dolor.
Entre más pesadas sean las cargas que Dios nos ha dado, mayor será nuestra dependencia, búsqueda y cercanía a Dios, las cargas de los santos son las que Dios da, que vienen directamente de su mano, y una vez que aprendamos a depender y confiar en Él, la carga se transforma en un par de alas y podremos exclamar: “Pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas” Isaías 40.31.
Y al esperar, nuevas fuerzas yo tendré y me levantare como las águilas por el poder de tu amor…
Querido padre celestial, gracias por la carga que me has asignado a mí, por el peso aplastante del dolor y la perdida, enséñame a cada día depender más de ti, y con mi carga pesada volar mas en contra del viento y alcanzar las alturas de los cielos, sintiendo tu presencia, tu cuidado y tu fortaleza en mi vida cada instante.
no sé el tiempo de la perdida de tus padres, yo también perdí
ResponderEliminarde los míos, pero me consuelo en saber que un día los veré en el cielo; me gustó tu comentario sobre el vs 6, por qué alas y por qué de paloma, se cumple las palabras de de salomón: la palabra a su tiempo cuan buena es. Gracias