Uno de los libros más interesantes que ha llegado a mis manos ha sido “finding God” o “encontrando a Dios”, cuyo autor es un famoso conferencista a nivel internacional, el Dr. Larry Crabb, Pastor, maestro bíblico y escritor de libros inspiradores tales como “Sueños Frustrados”, “Hombres y mujeres, gozando la diferencia”, y “el lugar más seguro sobre la tierra”, entre otros.
El Dr. Larry Crabb es el fundador del ministerio “Nuevas Sendas”, que ha revolucionado al cristianismo con respecto a vida, pensamientos y relaciones de unos con otros. Y además es uno de los expertos que comparten acerca del proceso del duelo en el libro “Grief Share” o” Compartiendo el duelo” que se utiliza como herramienta en el grupo de apoyo donde estuve participando al enfrentar la perdida de mis padres.
El proceso del duelo es un largo viaje que a veces se prolonga más de lo que nosotros nos hubiéramos imaginado, a veces podemos sentir que en vez de avanzar, retrocedemos, y debemos aprender a ir paso a paso a través de este largo viaje, y no correr durante el proceso; porque lo que sentimos no solo es normal sino necesario.
“Han sido siete años y yo todavía estoy experimentando el duelo”, dice El Dr. Larry Crabb, quien perdió a su hermano en un accidente de avión “Yo no sé si es “santo” admitirlo, pero cuando alguno me dice: “Bien, ha pasado una semana, un mes, un año— pero Larry, ya para ti han pasado siete años , y aun no controlas la perdida de tu hermano, ¿Donde está tu fe en Cristo, por amor de Dios? Y yo verdaderamente me enojo.
Entre las frases que más a menudo se repiten acerca del sufrimiento, están la de que “el tiempo sana todas las heridas” o “ya se te pasara”. El tiempo pasa, pero no sana, porque cuando experimentamos heridas del corazón, el alma y la mente, sentimos la sensación que nos han abierto el corazón a la fuerza.
La sanación es un proceso activo y no pasivo, porque no sucede por sí mismo y requiere de nuestra participación en el proceso, ocurre como un regalo que nos damos a nosotros mismos en el momento en que decidimos mantenernos “abiertos” a lo que nos ha quebrantado, debemos relajarnos y permitir que el dolor este presente y no luchar contra el dolor sino aprender de él.
Dios quien nos conoce profundamente, en nuestra personalidad, relaciones y aun permite experiencias dolorosas en nuestra vida, nos sostiene en tiempos de aflicción y dolor, tal como lo hizo con el Rey David cuando enfrentaba uno de los momentos más oscuros de su vida cuando exclamo:
“Ten misericordia de mi, Oh Jehová, porque estoy enfermo; sáname, Oh Jehová, porque mis huesos se estremecen. Mi alma también está muy turbada; y tu, Jehová, ¿Hasta cuándo? Vuélvete, Oh Jehová, libra mi alma; sálvame por tu misericordia”. Salmos 6:2-4
Este es uno de los salmos donde el Rey David reconoce humildemente su dolor , es sincero con Dios y vuelca su corazón con lagrimas hacia el Único que nos conoce profundamente y quiere lo mejor para nosotros, porque solo hasta que lleguemos a nuestro verdadero hogar el “cielo” seremos librados del dolor en nuestras vidas para siempre.
Soberano Padre, se que yo no puedo determinar mi tiempo de duelo, pero si puedo depender de tu amor y de tu apoyo durante los momentos donde más experimento la ausencia y la soledad, sigue siendo mi Consolador en todo tiempo en mi vida.