El pastor Don Piper, ministro de una Iglesia Bautista, relata una historia real de muerte y vida, el vivio una experiencia extraordinaria en el cielo que inspiro su libro “90 minutes in Heaven” “90 minutos en el cielo” , se ha convertido en bestseller por el diario más importante del mundo “The New York Times” y ha llegado a vender más de 3 millones de copias, ha participado en numeros programas de radio y television, escribe semanalmente una columna en el periodico, y guia conferencias dentro y fuera de USA, donde cuenta y comparte su historia a otros que han sido heridos profundamente sea emocional, física o psicológicamente y/o todos aquellos que han perdido sus seres amados; el mensaje es que hay esperanza y hay un mundo mas allá, que este mundo no es nuestro hogar, que la promesa de la vida eterna es real y que la morada celestial está preparada para todos aquellos que hemos creído y confiado en Jesucristo como nuestro salvador personal.
“El señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre” Hebreos 13.6
A continuación les describo un breve recuento de esta asombrosa historia:
“En su camino de regreso a Casa después de una conferencia, el pastor Don Piper tuvo un accidente, su carro fue chocado por una camioneta que venía a alta velocidad y se cruzo en su línea, su carro quedo aprisionado contra la baranda de un puente, el personal médico lo declaro muerto instantáneamente, ya que no tenia pulso, ni ningún signo vital de vida; mientras su cuerpo permanecía inmóvil dentro de las ruinas de su carro, el pastor Don Piper experimento las gloria del cielo, mientras el estaba en el cielo, al mismo tiempo un pastor Bautista que también venia de la conferencia y vio la escena del accidente, se detuvo para orar y después de experimentar estar en el cielo por una hora y media, Dios contesto las oraciones y regreso a la tierra.
“Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuan terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo” Génesis 28.17
El Pastor Don Piper describe su experiencia en el Cielo asi: “ Vi la multitud adorando al Salvador, la música era indescriptible, y las voces que se oían eran angelicales, había una especie de comité celestial dando la bienvenida a los que llegaban, y fui rodeado por la multitud y llamado por mi nombre y la primera persona que reconocí fue mi abuelo, con una gran sonrisa, sus ojos muy brillantes, me abrazo y me sostuvo fuertemente, el se veía robusto, fuerte, como lo recordaba en mi niñez., mi abuelo había muerto de un ataque al corazón y verlo nuevamente fue algo excitante, todo irradiaba amor, algunos me abrazaban y otros besaban mi cara. Otra persona que fue influencia en mi vida, estaba allí, mi amigo de la infancia, Mike, quien me invito a la Iglesia donde conocí a Jesucristo, Mike fue el más devoto joven cristiano que había conocido, murió cuando solo tenía 19 años en un accidente de tráfico, su muerte fue algo muy difícil para mí y ha sido la más dolorosa experiencia que he tenido en mi vida, a través de los años desde entonces he tenido presente de no olvidar el dolor y el sentido de perdida, pero ahora verlo en el cielo, con un gozo indescriptible, sentir su abrazo, mi duelo y mi tristeza desaparecieron, porque realmente las lagrimas, el dolor, y los miedos, en el cielo no existen, allí todo irradia gozo, las caras de los que me rodeaban radiaban serenidad, belleza indescriptible, plenitud de vida, y el tiempo ya no tiene significado. También reconocí a mi tatarabuelo, se veía mas joven, radiante y también vi a mi compañero de clase en el colegio; pero me impacto mucho reencontrarme con mi tatarabuela, yo la recordaba con joroba, su piel muy arrugada y sin dientes, pero al verla allí en el cielo estaba completamente transformada, su sonrisa era de oreja a oreja, sus dientes estaban de nuevo, se veía muy joven y su piel y cuerpo como nuevos, era impresionante ver el cambio drástico de su apariencia. Explicar todo lo que siente alli es indescriptible, es un inimaginable gozo, completa felicidad, paz, serenidad, donde todo irradia color, y todo se ve brillante, es como si estuviera en otra dimensión".
El cielo es sin duda el lugar que nos reuniremos como familia, y gozaremos juntos en comunión los unos con los otros, y esa es mi esperanza personalmente, que así como fui recibida por mis padres al nacer; cuando yo llegue al cielo, los primeros rostros que veré serán los de mis padres que me recibirán y me abrazaran y jamás seremos separados.
Querido Padre Celestial gracias por la seguridad de una vida eterna en el cielo, y por la esperanza de reencontrarnos con nuestros seres amados, ayúdame a mantener la perspectiva correcta y ver las circunstancias con tu lente y tu propósito divino.
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