El dueño de la subasta tomo el viejo violín para rematarlo, no quería invertir demasiado tiempo ni tampoco estaba dispuesto a demandar una gran cantidad por el pero finalmente, comenzó a hacer oferta desde 10, 20 y luego 25, pero nadie ofreció nada.
De repente del fondo del lugar de la subasta, llego un hombre de cabello cano y piel ajada por el tiempo, haciendo una venia se inclino ante el público, tomo el viejo violín, sacudió el polvo que había sobre este, le afino las cuerdas y empezó a tocarlo. Fue así como de ese instrumento sin valor ni significado se escucho una dulce y hermosa melodía, tan dulce como la voz de un ángel; El publico quedo inmerso, asombrado y admirado por lo que habían escuchado, el hombre que toco el violín se inclino, de regreso ante el público, hizo otra venia y se despidió, desapareciéndose en medio de la multitud.
Nuevamente el subastador, comenzó el remate del viejo violín, aumentando su valor y sonriendo dijo: Este ha sido “tocado por las manos del maestro “ Y ahora vale más de un millón de dólares.
Cuando la vida se torna difícil, cuando nuestras circunstancias cambian, en los momentos de dolor, en los tiempos de angustia, pruebas, en momentos de perdida, cuando enfrentamos la muerte de nuestros seres amados, y nos vemos frente a una realidad que nunca nos imaginamos que sucedería, nuestras vidas quedan fuera de tono, desafinadas, sin color y devaluadas es entonces cuando necesitamos ser tocados por las manos del maestro y clamarle :
“Invócame en el día de la angustia; te librare y tú me honraras” Salmo 50.15
No olvidemos que Dios es omnisciente y que El ve el final desde el principio y sabe exactamente que saldrá de nuestros dolores y perdidas, aunque no entendamos las razones debemos confiar en que El hará lo mejor en nosotros, sin importar como se vean las circunstancias a nuestro alrededor, Dios conoce el curso de acción en cada situación y solo beneficiara a sus hijos.
Es así como en esos momentos de prueba y dolor, El está obrando de manera que desconocemos para darnos alivio y esperanza en medio de cada dificultad, por eso confiemos que El nos dará siempre lo mejor, porque El nos creo y nos conoce completamente.
Amados lectores, dejemos que aun en las circunstancias más difíciles nuestras vidas sean tocadas por las manos del maestro y permitamos que su toque sea el bálsamo en nuestras desafinadas vidas, para así obtener la paz y la serenidad. Dios es soberano, omnisciente y amoroso y nada puede tocarnos excepto lo que El permita además tiene un propósito para cada situación en que nos encontramos, con Dios no hay coincidencias ni casualidades siempre habrán propósitos, porque Él es el arquitecto detrás de toda bendición o prueba que se nos presente.
Querido padre celestial gracias por el toque de tu mano sobre mi vida, por cada circunstancia adversa que tú has permitido para mí y por enséname a confiar en ti en cualquiera que sea mi situación.