martes, 19 de enero de 2010

Cuando las emociones son incontrolables


“El sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas” (Sal.147.3)

Dios es el único que puede sanar un corazón destrozado y vendar sus profundas heridas, Él es especialista en corazones rotos; y es quien permite los momentos oscuros y difíciles en nuestra vida para aprender a depender de Él.

En un proceso de duelo y dolor, las emociones quedan fuera de control, son como torrentes, como fuertes lluvias, como olas que vienen y van descontroladamente; algunas intensas y agotadoras, otras pesadas e incontrolables, ocurren espontáneamente y en ocasiones se manifiestan dos o tres al mismo tiempo. Con la muerte devastadora de mis padres, he podido experimentar y atravesar este vaivén emocional.

Igualmente, he aprendido a identificar incontables emociones que vienen y van como una bola enmarañada y se presentan en diferente orden. A través de este doloroso camino he experimentado culpa, el miedo, la ansiedad, el resentimiento, la depresión, la soledad, la rabia, la desesperación, la tristeza, la decepción, el abandono, la impotencia, el rechazo, la desconfianza, la amargura, la vergüenza, y aunque son comunes en el proceso de duelo, pueden llegar a ser abrumadoras y descontrolables.

La vida, parece ser como un viaje en una montaña rusa de la que no te puedes bajar y, aunque el proceso del duelo no se puede acelerar, cuando se exteriorizan las emociones, la probabilidad de recuperación es más pronta; por lo tanto, permita el acceso del dolor, las lagrimas y las emociones. Dios nos envía las lágrimas como forma de escape pero a la vez de recuperación.

Cuando los sentimientos, los pensamientos y las emociones se vuelven incontrolables, permita que Dios le dé estabilidad, sanidad y recuperación de las heridas en su corazón roto, porque solo Él puede llevar nuestras cargas.
“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1P. 5.7)

Entregue todas sus ansiedades y emociones al Único que puede controlarlas y permita que la paz de Dios guarde su corazón de toda ansiedad.

Dios ha prometido estar con nosotros en todas las etapas de nuestra vida y darnos confort, sanidad y fortaleza, El, desea que nuestro corazón, mente y cuerpo puedan ser restaurados, completos otra vez, pero esto no significa que las cicatrices desaparezcan, en la mayoría de la veces permanecen, para recordarnos que Nosotros le pertenecemos a Él y que su propósito en nosotros será completado.

En realidad, la expresión de las emociones son un signo de recuperación, sanidad y progreso en el viaje de luto y dolor, y a través del cual se liberan las tensiones.
Confié en Dios como su roca, salvación y fortaleza y cambiara por completo la visión de su vida, descanse en la fortaleza de Dios y nada lo podrá conmover.


Querido Padre, Gracias por levantarme cuando mis emociones están fuera de control. Gracias por sostenerme en tus divinos brazos en medio de la aflicción y la prueba, ayúdame a experimentar tu paz, en medio de mi proceso de duelo y dolor; Padre, que pueda yo ser un instrumento de alivio en medio de un mundo atribulado y confuso, y que mi propia experiencia de perdida y dolor pueda ser ejemplo, para quienes han pasado o están pasando en este momento por circunstancias similares. AMEN








jueves, 14 de enero de 2010

Cuando las cargas aumentan, su Gracia es Mayor.


"Encomienda al Señor tus cargas y el te sostendrá; no permitirá que el justo caiga y quede abatido para siempre”. (Sal.55.22).

Aquella mañana de ese terrible día, cuando me entere de la muerte violenta de mis amados padres, sentí que una pesada carga había caído sobre mí. Conforme iban pasando las horas y me iba enterando más a fondo de la devastadora noticia, era como si hubiera caído en un “largo y oscuro túnel,” que no tuviera fin, o hubiera comenzado un “ interminable viaje” en una montana rusa que da vueltas y vueltas y que pareciera nunca acabar.

Así, crecía un profundo y desgarrador dolor que conmovía lo más intimo de las fibras de mi corazón y se convertían en una pesada carga que sentía que era muy superior a mis fuerzas.

Las cargas vienen en una variedad de formas emocionales, espirituales y físicas, hacen parte de nuestro vivir, son difíciles de llevar, algunas se sienten pesadas y causan agotamiento, especialmente cuando repentinamente perdemos un ser muy amado y cercano a nosotros, la vida se nos llena de luto y dolor.

Algunas de la cargas son las que Dios nos ha confiado, como la que yo estoy experimentando, es como si Dios me estuviera probando con el fuego del sufrimiento, el dolor y la pérdida; pero a la vez me estuviera sosteniendo con su gran poder y majestad.

Sin embargo, cada circunstancia de la vida, Dios la permite para nosotros y aunque las cosas parezcan demasiado pesadas son oportunidades para depender de Él, su intención nunca ha sido que llevemos una carga sin su ayuda, El ha prometido sostenernos, por eso dice en su Palabra:
“Y después que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamo a su gloria eterna en Cristo, los restaurara y los hará fuertes, firmes y estables” (1 P. 5:10) NVI.

Cuando sufrimos sentimos como que el dolor nunca terminara. En comparación a la Eternidad, el sufrimiento durara “un poco de tiempo”, para algunos lo suficiente para ser establecidos y fortalecidos durante el peregrinaje en la tierra; pero para otros, la liberación del sufrimiento es a través de la muerte.

Dios te invita hoy a venir a Él para descansar. El propósito de Dios no es simplemente dar alivio, quitándote una carga o una aflicción pesada, El anhela una relación intima y personal contigo; la única manera de hacer menos pesada la carga, es a través de aprender a Conocer a Dios.

Cuando el peso de la aflicción, pase de nuestros hombros a los Suyos hallaremos alivio, aunque las presiones de la vida no disminuyan y la situación pueda seguir siendo la misma, en Él encontraremos los únicos brazos que nos pueden sostener en momentos de crisis, angustia, dolor, confusión, pérdida,..

El Altísimo “Es el Dios de toda gracia”, El siempre nos protegerá y nos sustentara en todos nuestros caminos, aunque nuestra percepción y entendimiento estén limitados y no podamos ver más allá de nuestras circunstancias. La Gracia de Dios es infinita y no tiene límites ni de tiempo ni de espacio, el regalo maravilloso de su Gracia es suficiente en todo tiempo de adversidad y dolor.

Dios nuestro amado Padre es quien controla las circunstancias así recuerda que cuando “tus cargas aumentan, Su Gracia es Mayor”.

Querido Padre Celestial, Gracias por sustentarme a través del luto y el dolor, ayúdame a descansar en tus brazos, y reencontrarme contigo cada día, para enfrentar con valentía la carga que a mí me has encomendado a llevar, hazme fuerte en medio de mi debilidad y que algún día pueda entender el significado de la perdida que tú has permitido para mi AMEN

viernes, 8 de enero de 2010

“Cuando la tragedia toco mi puerta”

“Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza…” (Rom. 5.3-4).


En las tormentas, los arboles se quiebran como palillos de dientes o vuelan hacia arriba arrancados de la tierra, techos enteros navegan a la deriva, paredes se derrumban, vidas se pierden en medio de un caos incontrolable.

Las tragedias vienen como tormentas que cortan y hace pedazos la vida misma, pueden arrancar el corazón y desmoronar la vida. La tormenta toco también mi puerta, desde hace siete meses yo he sufrido la más devastadora pérdida de lo que jamás me hubiera imaginado. Mis padres, fueron asesinados abruptamente en mi país Colombia; esta gran tragedia cubrió de luto mi vida, yo quede casi abatida y destruida con la furia de esta tormenta, mi único hermano y yo perdimos lo seres que nos dieron la vida, ellos fueron arrancados de nosotros repentina y violentamente, entonces el caos y la confusión hicieron su entrada.

Yo creo que nadie esta preparado para una perdida semejante , mis padres eran unos Pastores Cristianos consagrados, conocedores de la Palabra de Dios, nosotros como sus hijos recibimos su legado de formarnos en la vida cristiana, haciendo que siguiéramos su ejemplo de vida y servicio; es así como mi hermano ejerce el ministerio de Pastor y yo me entrene como misionera, fuimos preparados para compartir las Buenas Nuevas, a todos aquellos que Nunca han oído de Él, incluyendo el ministerio de la consolación, el de alentar y animar a otros en circunstancias difíciles.

Yo Nunca imagine, que algún día pudiera estarme enfrentando a la realidad de la muerte, así como el de experimentar el dolor más profundo en mi alma y mi corazón.

Caminar a través del proceso del duelo, el luto y la pérdida ha sido doloroso, producen una profunda tristeza que embarga el alma, y las emociones que emergen de un corazón roto son diversas, es como si alguien hubiera tomado una gigante espada samurái y me hubiera cortado en pedazos …

Dios es el Alfarero que puede tomar los pedazos y reconstruir el corazón y la vida destrozada para ser usados como instrumentos en sus preciosas manos y ser testigos de su fidelidad y de su amor, y aun en medio del dolor, la desolación y la perdida, podemos encontrar alivio, cuando permanecemos en el Señor Jesucristo y ponemos nuestra confianza en El.

La sanidad y restauración en este tipo de perdida, es un proceso muy complejo, es un viaje a través del dolor que dura para toda la vida; pero aun en medio de las circunstancias más extremas, cuando la furia de la tormenta nos desmorona y nos arrasa, podemos encontrar su paz que nos consuela en medio de la tormenta. “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardara vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.(Fil. 4.7)

Querido Padre Celestial, ayúdame a entender el significado de la perdida, y tómame de la mano para continuar este difícil transitar en este viaje doloroso del duelo, Gracias por tu amor hacia mí y tu paciencia en medio de la prueba, enséname a disfrutar de tu paz en medio de la tormenta. Amén.








domingo, 3 de enero de 2010

Como convertir la tragedia en Triunfo

“En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. (Juan 16:33)

La aflicción y el dolor está ligada a nuestra vida, el convertir “La tragedia en triunfo” solo es posible con la ayuda del poder de Dios; pero así como el fuego refina la plata, en el proceso de fundición; las pruebas refinan nuestro carácter a través del dolor. Es así, como nos refleja la historia que hoy les traigo de Horatio Spafford, quien en medio de la tristeza y el dolor, es inspirado a componer uno de lo más hermosos himnos titulado “It Is Well with my Soul” (Esta bien con mi alma).

Spafford era un Cristiano consagrado, perteneciente a la Iglesia presbiteriana, maestro de la Escuela Dominical y miembro de la Asociación Cristiana de Jóvenes, además de ser un exitoso abogado y hombre de negocios. Su vida transcurrió mayormente en Chicago al lado de su esposa y sus 5 hijos.

A principios de la década de 1870 la fe de Stafford fue probada por una serie de eventos trágicos.

En 1871 su único hijo varón murió,… y a los pocos meses después, un gran incendio destruyo la mayoría de sus inversiones, donde El perdió sus ahorros de toda su vida.

Dos años después de haberlo perdido todo en 1873, El decidió junto con su familia tomar unas vacaciones a Inglaterra, y conociendo esto su querido amigo Dwing C. Moody, le extiende una invitación para predicar en una campana evangelistica; pero Mr. Spafford se quedo en Chicago por negocios de último momento. El envió a su esposa Anna y sus cuatro hijas: Maggie, Tanetta, Annie, y Bessie en el barco llamado “S.S. Ville du Havre,” prometiéndoles seguirles en pocos días.

En Noviembre 22 de 1873, el barco se estrelló contra un barco Ingles llamado “Locheurn” y el barco “S.S. Ville du Havre” se hundió en 12 minutos, 226 pasajeros a bordo perdieron la vida, incluyendo las hijas de Spafford.

Entre los sobrevivientes del barco naufragado estaba la Sra. Spafford, quien envió un mensaje a su esposo diciendo: “Solo me salve yo”... ¿Ahora qué debo hacer?. Recibiendo la terrible noticia El Sr. Spafford, inmediatamente dejó Chicago para traer a su esposa de regreso a casa.

En medio de la tristeza y mientras navegaba cerca al lugar donde sus hijas murieron EL escribió las palabras del Himno “When Peace Like a River” Cuando la paz es como un rio, o mejor conocido como “It Is Well with my Soul” (Esta bien con mi alma).

Con el dolor de la tragedia de la muerte de sus hijos, los Spafford decidieron mudarse a Jerusalén, para compartir del amor de Cristo a las comunidades judías y musulmanas, entregando sus vidas completamente al servicio cristiano.
Escuchen y vean el video del Himno “It is Well with my soul”, (está bien con mi alma), la letra esta en ingles.