viernes, 8 de enero de 2010

“Cuando la tragedia toco mi puerta”

“Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza…” (Rom. 5.3-4).


En las tormentas, los arboles se quiebran como palillos de dientes o vuelan hacia arriba arrancados de la tierra, techos enteros navegan a la deriva, paredes se derrumban, vidas se pierden en medio de un caos incontrolable.

Las tragedias vienen como tormentas que cortan y hace pedazos la vida misma, pueden arrancar el corazón y desmoronar la vida. La tormenta toco también mi puerta, desde hace siete meses yo he sufrido la más devastadora pérdida de lo que jamás me hubiera imaginado. Mis padres, fueron asesinados abruptamente en mi país Colombia; esta gran tragedia cubrió de luto mi vida, yo quede casi abatida y destruida con la furia de esta tormenta, mi único hermano y yo perdimos lo seres que nos dieron la vida, ellos fueron arrancados de nosotros repentina y violentamente, entonces el caos y la confusión hicieron su entrada.

Yo creo que nadie esta preparado para una perdida semejante , mis padres eran unos Pastores Cristianos consagrados, conocedores de la Palabra de Dios, nosotros como sus hijos recibimos su legado de formarnos en la vida cristiana, haciendo que siguiéramos su ejemplo de vida y servicio; es así como mi hermano ejerce el ministerio de Pastor y yo me entrene como misionera, fuimos preparados para compartir las Buenas Nuevas, a todos aquellos que Nunca han oído de Él, incluyendo el ministerio de la consolación, el de alentar y animar a otros en circunstancias difíciles.

Yo Nunca imagine, que algún día pudiera estarme enfrentando a la realidad de la muerte, así como el de experimentar el dolor más profundo en mi alma y mi corazón.

Caminar a través del proceso del duelo, el luto y la pérdida ha sido doloroso, producen una profunda tristeza que embarga el alma, y las emociones que emergen de un corazón roto son diversas, es como si alguien hubiera tomado una gigante espada samurái y me hubiera cortado en pedazos …

Dios es el Alfarero que puede tomar los pedazos y reconstruir el corazón y la vida destrozada para ser usados como instrumentos en sus preciosas manos y ser testigos de su fidelidad y de su amor, y aun en medio del dolor, la desolación y la perdida, podemos encontrar alivio, cuando permanecemos en el Señor Jesucristo y ponemos nuestra confianza en El.

La sanidad y restauración en este tipo de perdida, es un proceso muy complejo, es un viaje a través del dolor que dura para toda la vida; pero aun en medio de las circunstancias más extremas, cuando la furia de la tormenta nos desmorona y nos arrasa, podemos encontrar su paz que nos consuela en medio de la tormenta. “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardara vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.(Fil. 4.7)

Querido Padre Celestial, ayúdame a entender el significado de la perdida, y tómame de la mano para continuar este difícil transitar en este viaje doloroso del duelo, Gracias por tu amor hacia mí y tu paciencia en medio de la prueba, enséname a disfrutar de tu paz en medio de la tormenta. Amén.








1 comentario:

  1. Jenny: El dolor despierta en nosotros talentos que por mucho tiempo han estado con nosotros,es muy dificil escribir de manera fresca, sencilla, valiente y al mismo tiempo tan profunda sobre el viaje de dolor en el cual transitas,estoy seguro que muchas personas podran ser bendecidas a traves de tus refrescantes escritos.
    Eduardo.

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Hola: tus comentarios son bienvenidos y seran de bendicion. Gracias anticipadas.